La Red de Bosques Escuela del Chocó Andino en alianza con Fundación Imaymana y 4 escuelas públicas de la KBA, diseñan y realizan el módulo educativo “Soy mi territorio” que promueve la ecogeografía, el reconocimiento de 2 especies clave y la adaptación al cambio climático, en el marco del Proyecto financiado por el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos.

Los rostros de los niños y niñas de la KBA Mashpi-Pachijal se llenaron de sorpresa y alegría cuando aparecieron ante ellos los personajes de MOCA, un mono capuchino (Cebus aequatorialis) y PENÉLOPE, pava chocoana (Penélope ortoni), anfitriones del módulo educativo “SOY MI TERRITORIO”. Tal sorpresa fue parte del cierre de los módulos desarrollados por la Red de Bosques Escuela del Chocó Andino, REDBE, en los que más de sesenta niños y niñas de cuatro escuelas públicas en la KBA reconocieron su territorio y se familiarizaron con estas especies amenazadas.

Gracias a la alianza entre Fundación Imaymana y la REDBE del Chocó Andino, el componente pedagógico del proyecto “Mejoramiento de hábitats para la biodiversidad”, financiado por el CEPF, fue un éxito. El reto consistía en transmitir a las niñas y niños la importancia de la conservación del territorio y su biodiversidad. La clave la encontramos en la metodología vivencial de los Bosques Escuela: caminando el territorio, sintiéndolo, utilizando sus materiales para la creación… adentrándose en el bosque como aula de aprendizaje.

Adicionalmente se diseñó una cartilla ilustrada de la eco-geografía y las especies amenazadas, como guía en su recorrido por los diferentes Bosques Escuela donde conocieron y apreciaron la amplia biodiversidad del Bosque Andino y la importancia de su cuidado.

Así, el travieso MOCA y la elegante PENÉLOPE acompañaron a los niños y niñas en cada módulo del programa, sembrando en ellos valores y prácticas para el RECONOCIMIENTO del territorio -comenzando por su cuerpo como primer territorio- y del ACUS Mashpi-Guacuyacu-Sahuangal como territorio de protección; la VALORACIÓN del territorio por medio del conocimiento de su biodiversidad; el acercamiento a la problemática del Cambio Climático por medio de la ESCUCHA y, por último, el sentido de la identidad territorial a partir del CUIDADO que se da al lugar que habitamos.

Por eso, cuando en el último módulo los niños y niñas tuvieron la oportunidad de encarnar al mono capuchino y a la pava chocoana, por medio de unas hermosísimas máscaras creadas para este proyecto, pudimos verificar gracias a sus reacciones y puesta en escena, la empatía que los estudiantes habían adquirido hacia tales especies. Un logro que afianza nuestra apuesta por los procesos educativos como eje fundamental de la conservación de la biodiversidad.
Los procesos educativos son de largo aliento. Hemos sembrado una semilla en los niños y niñas de las comunidades de Mashpi, Guayabillas, Pachijal y Santa Rosa, traduciendo a su propio lenguaje y mundo de sentido la importancia del cuidado del territorio donde viven. Esperamos seguir regando más semillas de conocimiento por las comunidades de la KBA.